Colegio de Arquitectos de Río Negro

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La arquitecta que ilustra para no olvidar el patrimonio porteño.

Edificios, casas, casonas, petits hoteles, esquinas, tiendas, cafeterías o bares. Todos, demolidos o por demoler, cobran vida en las ilustraciones de la arquitecta Natalia Anush Kerbabian, que con su proyecto "Ilustro para no olvidar" se transformó en pocos meses en una referencia para la ciudadanía que defiende el patrimonio histórico porteño frente al avance inmobiliario. "El proyecto tiene que ver con nuestro patrimonio emocional y sensible, pulsa emociones y despierta la necesidad de reconectar con el pasado", dice en diálogo con Página/12 la ilustradora, en cuyo Instagram se acumulan recuerdos y memorias de los vecinos y vecinas que reviven una ciudad que ya no está y defienden el patrimonio de lo que queda. Sus ilustraciones se pueden ver en el espacio cultural Chimera del barrio de Villa Crespo en una muestra que durará hasta este viernes 3 de marzo.
 
A principios de junio de 2022 Kerbabian se chocó con una experiencia que la marcó. Caminaba por las calles del barrio de Belgrano cuando la interrumpió el ruido de las topadoras. "Presencié una demolición y volví muy afectada, al verlo en vivo me sacudió. La dibujé porque necesité verla de vuelta, darle una forma de vida de nuevo, traerla y honrarla", recuerda ahora a este diario. Esa primera ilustración, la de Olazabal y Vidal, cuatro casonas demolidas en conjunto para dar paso a un edificio de siete pisos, encabeza todavía la cuenta de Instagram de "Ilustro para no olvidar". En solo ocho meses el proyecto ya acumuló más de 13 mil seguidores y sus dibujos circulan día a día por las redes de las organizaciones que defienden el patrimonio histórico porteño.
 
Cuando abrí la cuenta se me ocurrió poner, además de la ilustración, la imagen real del edificio y otra del hueco tras la demolición. Creo que esa secuencia ilustrada, que muestra lo que hubo y después el vacío, interpeló muy fuerte a la ciudadanía y por eso se expandió el proyecto de esta forma", señala la arquitecta de 40 años, graduada de la Universidad de Buenos Aires. Kerbabian cuenta que para ella la sensación de que algo en la Ciudad comenzaba a cambiar fuertemente comenzó tras los meses estrictos de aislamiento, en 2021, cuando empezó a toparse con un tendal de casas tapiadas o en venta.
 
"Ya en 2022 eso se transformó en mucha demolición de arquitectura que estaba sana y eso me llamó la atención porque no era algo pasajero. Necesitaba entender por qué estaban tirando abajo nuestra historia, nuestra memoria y nuestras características como ciudad", sostiene y recuerda cuál fue la respuesta: "Después me enteré de que el Código había cambiado". En efecto, la experiencia de la arquitecta es la misma que atraviesan los vecinos y vecinas de la ciudad desde que en 2018 el oficialismo porteño aprobó el nuevo Código Urbanístico (CUR), que amplió las capacidades constructivas y las alturas permitidas en diversos barrios porteños, fomentando la transformación urbana.

Así, en "Ilustro para no olvidar" se acumulan ya más de 80 ilustraciones de barrios como Palermo, Villa Crespo, Villa Devoto, Boedo, Flores, Almagro o Mataderos, entre otros.
 
Además de la catarsis personal ante la pérdida del patrimonio de la ciudad que la vio nacer y crecer, para Kerbabian su proyecto se articula con la lucha de las organizaciones que se enfrentan al boom de demoliciones. "Todas las agrupaciones que defienden el patrimonio informan con datos duros e 'Ilustro para no olvidar' tiene que ver con el patrimonio emocional sensible, pulsa emociones y despierta la necesidad de reconectar. Entonces es una forma de articular esa información dura, que es necesaria, con las voces de la ciudadanía que hablan del patrimonio emocional que hoy no está contemplado en la preservación", asegura. 
 
Las ilustraciones están disponibles en la galería del Cafecito de "Ilustro para no olvidar", en el que también se puede aportar económicamente al proyecto a cambio de una lámina digital ilustrada. Allí los dibujos aparecen en secuencia junto con la foto real del edificio y el lugar demolido, además de una descripción escrita del inmueble, su historia y su destino.
 
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